Lo primero es ser agradecido con quien se lo merece: vosotros, que vinisteis el domingo a Viriato 7, y el grupo Baraka, que nos invitó a su fiesta de inauguración. Lo segundo, contaros lo que pasó y anticiparos que esto no se va a quedar así, que montaremos algo similar en enero para compensaros las molestias.
Al llegar a probar sonido a Viriato 7 en la mañana del domingo vimos que la reverberación del local era tremenda, dabas una palmada y el sonido aguantaba cuatro o cinco segundos. Para paliar el problema en la medida de lo posible optamos por reducir al máximo el volumen de los intrumentos cubriendo la batería con trapos y poniendo al uno los amplificadores, que ya de por sí eran de poca potencia (20W). Con esto,
cuando probamos a tocar 5 minutos a las 11.45, teníamos el mismo volumen que dos personas que se pusieran a hablar en voz alta en el otro lado de la sala.
Aún así, con un volumen en el "escenario" inferior al permitido por el Ayuntamiento de Madrid durante el día (50dB), y pese a tocar en un sitio sin vecinos directos, resulta que en la zona vive la típica "señora que llama a la policía a la más mínima", y claro, se puso en marcha al ver que un grupo muy numeroso de gente de todas las edades con cierto interés por el arte contemporáneo paseaba por la zona. A las 12.30, cuando íbamos a empezar a tocar, se presentó la policía, que sin molestarse siquiera en medir el volumen, ordenó suspender el concierto.
No hubo modo de reconducir la situación, así que optamos por desmontar directamente y echar unos vinos en el bar de al lado. Aún así, la "señora que" no se dio por satisfecha, y volvió a llamar a la policía para denunciar que estábamos tocando en el local, algo totalmente falso a esas alturas. La policía volvió papel en mano con la intención (así lo dijeron) de denunciar al organizador por las bravas, sin molestarse en medir el ruido ni en comprobar nada más. Se les quedó cara de póker cuando al entrar en el recinto vieron que ahí ya no había nada.
La lista de culpables de lo sucedido ayer puede ser larga y variada, pero en el fondo lo que hay no es más que una vuelta a actitudes que sobre el papel habíamos superado hace tres décadas y media. En Madrid está pasando esto, y organizar actos culturales empieza a parecerse mucho a montar timbas clandestinas con alcohol en el Chicago de los años 20. La policía no quiso hacer su trabajo, y prefirió optar por la tranquilidad de una de esas señoras "de bien" que sostienen el marco de acción en el que nos movemos. Lo sentimos mucho, al menos alrededor de 300 personas pasaron por la exposición a lo largo de la mañana dándole cierto sentido a un domingo que se venía abajo en la parte musical.
Dicho esto, y pese a que últimamente parece que alguien nos hace vudú para que no toquemos en directo, volveremos a la carga en enero con al menos dos fechas que permitirán compensar lo sucedido estas últimas semanas. Mientras tanto, vamos a volver al nuevo disco, que en unos días entrará en el estudio para la mezcla y el master.
Seguiremos informando.
NOTA: La foto, cortesía del gran Dj Flow.
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