Allí llegó él, maqueado como un dandy ochentero, con un peinado imposible y la camisa abierta en plan "pecho lobo". Abrió la puerta de la sala en la que esperábamos en el Rock Palace, sacó a pasear su pluma y preguntó: ¿Es aquí el casting para el musical de Queen?
Tras las risas pertinentes (el musical de Queen ya no estaba ni en cartel), el aspirante a Freddy Mercury salió pitando. Al día siguiente llegó Pablo y el resto ya es historia.
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